Ese producto no era cualquiera. Era el “vino de Alicante”, una marca que ya llevaba siglos conociéndose por otros lugares europeos como un símbolo de calidad. Alicante y sus diferentes versiones a otros idiomas y geografías (lekuant, cántara, licank, etc.) eran: o un vino bueno, o un color, o un nivel de calidad. Y esos valores había que protegerlos de la falsificación o adulteración… esos vinos tenían que tener una garantía y eso es lo que comienza a estructurarse en 1510, un hito histórico que la actual Denominación de Origen quiere poner en valor.
Pero antes de 1510, Pedro de Osma reclama al rey que se tomen medidas contra la entrada masiva de vinos en la ciudad. Algo estaba pasando para que se demandase más control y regulación específica sobre este producto. Y es que además de intereses económicos, estaba el asunto de la exportación y el cuidado de la calidad. Por eso lo excepcional es la creación de este privilegio, su ratificación.
La Junta se establece dentro del propio Ayuntamiento de la ciudad y es ahí donde se desarrolla y se tutela con participación de diferentes agentes.
Ocasionalmente aparecen miembros del clero. Entre los consellers estaban además los de rango más bajo, entendiendo con ello que hubiera una cierta participación popular. No hay por ejemplo comerciantes o distribuidores. Eso sí, hay que sobreentender que entre el grupo principal se encontraban alguno de los principales cosecheros a través de las grandes fincas de la Horta D´Alacant.
Durante su funcionamiento el nº de vocales va variando. Se le suma el escribano municipal y otros cargos. El modelo es similar al constituido actualmente en un consejo regulador, aunque a la inversa en este caso moderno, pues el gobierno está en manos de los propios productores y no la administración que tutela, pero no interviene.
La elección de los hombres es además por votación, mediante un curioso sistema arbitrario de sacos con habas y propuestas que viene del medievo.
Las reuniones se convocaban varias veces al año, aunque por lo registrado es casi fija una reunión en noviembre, cuando la cosecha se va a cerrar. Y otras tantas para tratar asuntos de pleitos, incidencias, etc. Las reuniones tienen lugar primero en el “archiu de la sala nova” y posteriormente a la sala capitular que correspondería al actual salón de plenos del ayuntamiento.
Y para controlar el comercio, la junta crea un sistema de vigilancia desde el campo hasta el consumidor. Clave en el proceso son las puertas de entrada a la ciudad que son auténticas aduanas donde se ha de presentar toda la documentación de origen del vino y donde se establecen cargos de control.
Asimismo, el consumo en las tabernas es vigilado para que sean destino final, pero también para que no se adulteren en ellas. Y en ese sistema incluso se desarrolla cierto modelo de cata, muy primitivo, por el que los agentes “parecen” detectar el vino que no es de la ciudad por algunos rasgos como color o aromas. Y como no, está el vino que sale al puerto de la ciudad para su exportación, que tiene que ser, según el modelo establecido únicamente el de la ciudad.
Las funciones detalladas incluyen el patrocinio y mecenazgo están descritas con detalle en el documento completo.
Síndicos
Comisario del vino
Comisarios de visita
Fieles de puerta
Guardas del vino
Depositarios del vino
Oficiales de secretaria
Aduanero
Corredor y trompeta
Procurador
Encuadernador
Será en 1831 cuando se redacta el bando por el que se inhabilita el bando de la vendimia, lo que supone la pérdida del control sobre la cosecha y ya, de la estructura creada desde el campo hasta el consumidor.
En términos básicos, se diferenciaba el vino joven del añejo, para distinguir lo propio de cada cosecha de lo que podía ser guardado.