Fondillones Alicante DOP: Desde ayer para el mañana
28 Jun 2015 Fondillones Alicante DOP: Desde ayer para el mañana
En los últimos años, el Fondillón Alicantino vive una etapa de nuevo interés por parte de los profesionales, que lo hace cada vez más atractivo y que ha provocado a su vez una revisión de sus principales virtudes.
Algunas de las principales características del producto son:
- Ser 100% de la variedad monastrell
- No tener alcohol añadido de ningún tipo y proceder todo de la propia uva. A pesar de los años. A pesar de la crianza. La larga vida de la monastrell es capaz de permitir esto.
- Su difícil clasificación organoléptica: entre seco y toques algo dulces en algunos casos. Lo que puede ser de difícil clasificación, lo hace atractivo para encontrar matices de maridajes
La historia de este Vino es grande y su vinculación con la ciudad de Alicante muy especial. Pero sin duda, lo más destacado es que gracias al trabajo de algunas bodegas, el producto del pasado ha podido llegar al presente. Desde las pequeñas cavas familiares, desde el consumo tradicional, desde la mínima producción y lo vocacional, podemos hoy gozar este “rareza enológica” que si hubiese dependido de tendencias comerciales, o de grupos comerciales internacionales, se hubiese perdido.
Es importante destacar en este camino, la grandísima intervención de algunas personalidades que desde ciertos organismos apremiaban a algunos bodegueros a que no perdieran el producto, o lo compraran de bodegas que se iban a extinguir y lo pusieran nuevamente en crianza. Son pocos, pero son grandes y un día el Consejo Regulador de la DOP Alicante, los nombrará a todos para completar esta vasta historia del Fondillón.
Lo importante es que tenemos en la actualidad el producto en algunas bodegas y estas han podido realizar una actualización de sus registros para ofrecernos un producto de la más alta calidad.
- Primitivo Quiles: una de las familias monoveras más abanderadas de este producto que lo defiende a capa y espada. Su “Solera de 1948” es la que está en el mercado y continúan elaborando desde a bodega más antigua de la provincia y con un gran patrimonio de toneles, clave en la confección del producto por su tamaño y tipos de maderas.
- Brotons, vinos y aceites: desde el silencio de su cava preparan dos soleras: la de 1964, y la de 1970, ambas con sutiles diferencias organolépticas. Han realizado embotellados en envases más pequeños a los de 0.75 y algunos embotellados por encargo. Además han renovado la botella buscando una presentación más moderna.
- Cooperativa Las Virtudes de Villena: el trabajo de recuperación de soleras antiguas de su zona es encomiable, ya que en 1972 compraron vinos de distintas bodegas – hasta con 22º de alcohol- y comenzaron a criar y perfeccionar estos “pura sangre”. Hoy disponen de esa misma solera del año 72 bajo el nombre de “Tesoro de Villena” y la bodega restaura en la medida de lo posible las grandes botas de su cava.
- Cooperativa de La Algueña: al igual que la anterior, reúne producciones del entorno de La Algueña- Pinoso- La Romana, etc. para sacar una solera de “1980” al mercado. Sus diferencias aromáticas son distinguidas, ofreciendo un toque algo más goloso y de naranjas tostadas.
- Cooperativa del Mañán: desde su botella del “Gran Fondillón solera de 1982” se homenajea a los barcos que trasladaron el producto allende Alicante, dando fama internacional a nuestra tierra. Y es que su perfil es de los más clásicos. Un Fondillón de gran aroma y potencia, con ese toque de frutos secos y maderas añejas. También el producto es el resultado de varias fusiones de soleras y familias de su mismo entorno y su producción es muy limitada.
- Bodegas Alejandro: el padre de Alejandro Pérez fue el impulsor del producto, cuando compró productos muy antiguos en varias bodegas de Monóvar y La Romaneta, e incluso Novelda. En los años 70 comenzó a guardar productos y a rellenar barricas antiguas por el método de la solera, un trabajo arduo que llevó personalmente. En su cava de la pedanía del Mañán, mantienen este rico patrimonio de maderas, y aunque el producto es de los más difíciles de ver, continua
- Francisco Gomez: a pesar de la modernidad de sus instalaciones, la bodega ha demostrado un gran vínculo con su origen al incluir en su catálogo un Fondillón. Con la solera de 1972, se ha etiquetado este “Quo Vadis” de nariz potentísima y seca boca, tostada, sedosa y la vez de cuero. Es de destacar el cuidado que han puesto en la selección de barricas de gran tamaño (desde 500 a 1.000 litros) buscando un aire de nuevas maderas para el producto. Destaca además su espectáculo de presentación con una botella cubierta de cristales y transparente, en la que es posible admirar el característico color añejo.
- Bocopa: como en la anterior, los fondillones de Bocopa suponen un nuevo intento de continuar con el producto, rescatarlo del pasado y actualizarlo. Un trabajo que Bocopa se ha marcado como objetivo de calidad, haciendo vendimias selectivas de uva sobremadura como la que realizó el año pasado en Onil. Su base es el Fondillón de la Cooperativa de Petrer, que disponía de numerosas toneles antiguos. Trasladados a sus instalaciones y a nuevos envases, han realizado dos selecciones: una solera de “1970” de la que muy pocas botellas hay disponibles, y otra, también muy pequeña de 1987. Ambas con la marca “Alone”.
Estos son los productos certificados en la actualidad y sobre los que el Consejo Regulador mantiene una política de protección y control que supondrá una nueva etapa en su consideración. Además, desde el propio Consejo, se lleva años analizando nuevas posibilidades, hermanando la producción y buscando crear un patrimonio de futuro para este producto (a través de nuevos manuales de producto, definición de las soleras, mejora de la definición de cata, etc.). Lo más valioso en la actualidad es ver dos generaciones de enólogos que se relevarán para la elaboración y defensa de este producto. Por lo que tendremos Fondillones para el futuro.
En un reciente encuentro con Sarah Janes Evans en Alicante (una de las más reconocidas Master of Wine y colaboradora del medio británico Decanter) lo destacó como “en su secreto está su encanto”, y aunque sea un vino “de sumilleres” su persistencia, su edad y sus maridajes lo hacen tremendamente atractivo.