Las propiedades cardiosaludables del vino
31 Jul 2015 Las propiedades cardiosaludables del vino
Lo has oído mil veces: “Una copita de vino al día es buena para el corazón”. Está en la conciencia colectiva y, en realidad, el fundamento científico de esa afirmación es muy poco conocido. Pero eso no quiere decir que sea falsa.
El vino contiene una cantidad destacable de antioxidantes, que aumentan los niveles de HDL (el colesterol bueno) y tienen un efecto protector sobre las arterias. Uno de los componentes del vino con mayor efecto antioxidante son los polifenoles. Son capaces de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pero también de ciertos tipos de cáncer. Además, actúan como vasorrelajantes, disminuyen la aterosclerosis y son antiinflamatorios.
Según la Fundación Española del Corazón, el reservatrol, una sustancia presente en el vino, está relacionado con “el menor riesgo de inflamación y coagulación de la sangre”.
La variedad de componentes con potencial cardiosaludable es, precisamente, uno de los secretos de la bebida. Hay estudios científicos que atribuyen sus efectos beneficiosos al conjunto de aportes que el vino hace al organismo. En esta última investigación mencionada se hace hincapié en las posibilidades de los taninos, que hacen decrecer tanto la cantidad de colesterol como la tensión arterial.
A pesar de todos los beneficios mencionados, es importante recordar que el consumo de vino debe ser moderado y en el contexto de una dieta equilibrada. De lo contrario, las propiedades beneficiosas no son aprovechadas.
Tampoco lo olvides: el médico es quien tiene la última palabra sobre la presencia o no de vino en una dieta. Es imprescindible valorar el estado de salud y la situación particular de cada individuo para explotar las propiedades cardiosaludables del vino. Y disfrutar, claro. Que eso también es cardiosaludable.