20 Abr Los tres pasos básicos para catar un vino
Iniciarse en la cata de vinos es la forma más habitual para despertar el interés por el mundo del vino. Es posible que cuando bebes una copa de vino muchas veces ni te des cuenta de la cantidad de sensaciones que transmite. Cuando catamos un vino entran en juego casi todos nuestros sentidos. No se trata únicamente de saborearlo, sino también de mirarlo con calma y percibir sus olores. El conjunto de todo ello nos dará una información muy valiosa sobre el vino que tenemos delante.
No obstante, antes de empezar la cata, debemos tener en cuenta varias observaciones. Lo primero es tener lista una copa de vino distinta para probar cada vino, de esta forma no se mezclaran y podrás contrastarlos posteriormente. Asimismo, recomendamos hacer la cata de vinos en un lugar ventilado y con luz suficiente para apreciar bien cada matiz. También te recomendamos que apuntes tus impresiones para que tu memoria pueda funcionar mejor y comparar resultados pasado el tiempo.
Teniendo en cuenta estos primeros consejos, ya podemos empezar con los pasos principales para aprender a catar vino:
La vista: Inclina la copa sobre un fondo blanco. Observa el color, el tono y la intensidad del vino. Gira, poco a poco, la copa para que se formen las “lágrimas” y fíjate en el cuerpo, la textura y las tonalidades de color que presenta el vino en diferentes zonas. En cada color, matiz,… hay información.
El olfato: En esta parte de la cata se determinan la intensidad y la clase de aromas que se perciben. Primero huele sin mover la copa. Luego agita un poco la copa, airea el vino y libera sus componentes aromáticos. Introduce la nariz en la copa e inhala profundamente: ¿a qué aromas te recuerda? Por lo general, tres son los aromas que se han de descubrir en el vino: los primarios (los que aporta la variedad de la uva), secundarios (procedentes de la fermentación) y los terciarios o ‘bouquet’ (son los aromas de la crianza o maderas).
El gusto: Toma un sorbo de vino que cubra toda la lengua, aspira un poco de aire y gira un poco el vino dentro de tu boca y saca por la nariz para volver a oler los aromas. Por último se traga y todos los aromas y sensaciones persisten en la boca después de ser ingerido. ¿Qué sabores percibes, qué texturas, qué sensaciones? Cierra los ojos para ayudarte en tu concentración y atento a lo que puedes percibir, tanto en lengua, paladar, garganta.
A medida que vayas practicando y asimilando los sabores, olores y matices que se esconden detrás de un vino te sentirás menos perdido y más confiado cuando pidan que pruebes el vino en un restaurante, compres una botella, incluso, para atreverte a hacer maridajes con amigos o familiares. Y sobre todo, para sacar la información del vino a través de tus propios sentidos.